Durante o después de un conflicto y un desastre, las personas pueden experimentar la desaparición de un ser querido debido a cosas como:

  • Separarse en el viaje
  • Estar en la clandestinidad
  • Estar en cautiverio o ser capturado
  • Ser secuestrado
  • Estar en una zona de conflicto e incapaz de comunicarse
  • Desaparición de causa desconocida

La pérdida ambigua ocurre cuando alguien que te importa está desaparecido y su destino es incierto. A diferencia de la muerte, es una situación no resuelta, que conduce a una angustia continua y a la dificultad para sanar. Frecuentemente puede causar preocupación constante, sentimientos de impotencia y culpa, y una incapacidad para avanzar.

 

La Pérdida Ambigua es Traumática. Las Reacciones Comunes Incluyen:

  • Preocupación constante por la seguridad de la persona o por lo que le ha sucedido o le está pasando. Esta preocupación constante por la seguridad de la persona puede dificultar la realización de otras actividades, como tener un trabajo o cuidar de la familia.
  • Intensos sentimientos de impotencia. Es posible que sientas que necesitas hacer algo para encontrarlos o conseguirles ayuda, pero no puedes hacerlo o no estás seguro de qué hacer.
  • Sentirte culpable por estar vivo o a salvo. Esto puede incluir sentirte mal por tener momentos de alegría, comer alimentos que la persona disfrutó o participar en actividades que a la persona le gustaba hacer.
  • Sensación de que no puedes seguir adelante. En situaciones en las que puede ser probable que la persona haya muerto, pero la muerte no está confirmada, sientes que no puedes llorar o seguir adelante hasta que estés seguro.

 

Cuando las personas están tratando de establecerse en un nuevo país, existe un estrés adicional causado por adaptarse a un nuevo entorno, encontrar un trabajo, pagar facturas, aprender un nuevo idioma y apoyar a los niños. Es posible que los sistemas de soporte y los recursos conocidos que normalmente te ayudarían no están disponibles en tu nuevo entorno. La combinación de una pérdida ambigua y un estrés significativo puede hacer que tengas:

  • Dolores de cabeza o de estómago en ausencia de una enfermedad
  • Cambios en el apetito; comer más o menos de lo habitual
  • Dificultad para conciliar el sueño, permanecer dormido o dormir demasiado
  • Asustarte fácilmente
  • Aumento del llanto
  • Aumento del miedo
  • Dificultad para concentrarse
  • Dificultad para recordar
  • No querer estar cerca de personas
  • Dificultad para sentir conexión con los demás

 

Si estás experimentando una pérdida ambigua, sé paciente contigo mismo y ten en cuenta que lidiar con cualquier pérdida lleva tiempo. Estos son algunos consejos que te ayudarán a sobrellevar la situación:

  • Conéctate con otros: Busca el apoyo de personas de confianza, como amigos, familiares o líderes religiosos. Conectándose con los demás puede proporcionar comodidad y un sentido de pertenencia.
  • Establece una rutina: Mantén la consistencia en tu horario diario, incluidos los patrones regulares de sueño y las comidas. Una rutina estructurada promueve una mejor calidad del sueño y ayuda a regular los hábitos alimenticios.
  • Preocúpate: Participa en actividades como el ejercicio, la oración, la atención plena, el canto o la cocina para aliviar el estrés y mejorar el bienestar general. Encuentra maneras efectivas de manejar las preocupaciones y despejar tu mente.
  • Realiza actividad física: Incorporar movimiento para aliviar la tensión y promover la relajación. Practica ejercicios suaves como estiramientos, caminatas o yoga para calmar tu cuerpo y reducir los síntomas físicos del estrés.
  • Prioriza el cuidado personal: Dedica tiempo a actividades que te brindan consuelo y apoyen tu salud mental. Ya sea que se trate de ejercicios de respiración profunda, oración u otros rituales relajantes, prioriza el cuidado personal para nutrir tu resiliencia emocional.
  • Busca más ayuda cuando sea necesario: No dudes en pedir ayuda si estás pasando por un momento difícil o te sientes molesto. Puedes llamar al 9-8-8 o comunicarte con alguien de confianza, como un líder religioso o tu médico. Si sientes ganas de lastimarte o estás perdiendo la esperanza, busca ayuda de inmediato llamando a un consejero de salud mental o llamando al 9-8-8. Tu bienestar es importante y hay personas que pueden ayudarte en los momentos difíciles.